jueves, 26 de noviembre de 2015

No esperemos a tener sed para hidratarnos

Los seres humanos somos seres vivos que dependemos mayoritariamente del agua para sobrevivir. Sin embargo, pareciera que la hidratación no ocupa un espacio prioritario en nuestras agendas.
Según el Estudio de Hábitos de Hidratación, realizado en España, 9 de cada 10 personas no se hidratan adecuadamente, por lo que la nutricionista Mayra García recordó que “una persona puede sobrevivir tres semanas sin comer, pero solo tres días sin ingerir líquido”.
El cuerpo humano esta compuesto 60% agua y el resto de músculos. Lo que muchos ignoran es que con solo que baje un 2% el nivel de agua en el cuerpo, entramos en riesgo de causar un daño al organismo al punto que algunas de sus funciones se vean alteradas o entorpecidas.
El Instituto de Medicina de Estados Unidos y Canadá (IOM), define los requerimientos mínimos de líquido para un adulto sano en 3 litros al día para hombres y 2 litros para mujeres.

Sin embargo, esto puede variar según el clima, el nivel de actividad física y la altura, entre otros factores. El 80% del consumo se obtiene de cualquier bebida y el 20% restante de alimentos como frutas y vegetales.
Según los resultados del estudio, la forma de hidratarse correctamente es hacerlo progresivamente a lo largo del día, no es aconsejable hacerlo todo en un solo momento. Cuando se ingiere líquido poco a poco, el organismo lo asimila mejor y lo puede transportar a su ritmo por todo el cuerpo, mientras que si se hace una sola ingesta se satura y debe expulsar mucho del líquido por la orina.




García agregó que “son varios los riesgos de descuidar la hidratación, por ejemplo todos los procesos metabólicos del organismo se hacen en presencia de agua, desde los diferentes medios de transporte a nivel fisiológico hasta la intervención en procesos de mantener hidratada cada célula del organismo. También los procesos de depuración a nivel renal e incluso el mantenimiento de la temperatura corporal mediante la sudoración”.

El cambio climático y el bajo consumo de líquido en nuestro continente también es una constante preocupación. La mayoría de países latinoamericanos están expuestos a climas con más radiación y humedad, lo que provoca mayores posibilidades de que una persona se deshidrate, ya sea mediante el sudor, la orina o cualquier función interna.
“Se tiene el mal hábito de esperar a tener sed para el consumo de líquidos, cosa que en la actualidad sabemos es un error, ya que la sed es un indicador tardío de deshidratación. Por ende, no debemos esperar a que la sed sea el parámetro para la ingesta de líquidos”, aseguró García.
Finalmente, la especialista recordó que en bebidas como refrescos, café, té o gaseosas entre el 90% y el 99% de su composición es a base de agua y por eso ayudan a una persona a alcanzar su objetivo de hidratarse.

Algunas personas requieren hasta 15 vasos al día, y si es agua, mucho mejor; otras requieren 4 solamente. Varía según la edad, el género, el metabolismo, la práctica de actividad física y la presencia de algunas patologías.
Sin embargo, se ha establecido una recomendación general de 8 vasos diarios para el ser humano promedio.


Debemos beber preferiblemente agua pura y potable. Por otra parte, las bebidas como jugos y bebidas naturales (sin azúcar añadida), la leche baja en grasa, las sopas caseras (no de paquete ni enlatadas) y los tés de hierbas, constituyen buenas alternativas complementarias en la dieta, por su alto contenido de agua, para aquellos individuos que no gustan de consumir un líquido incoloro e insaboro.

Entre las bebidas no recomendables para hidratarnos, el café, las bebidas gaseosas, las bebidas para deportistas o las "energéticas", ni las bebidas alcohólicas. Por múltiples razones, entre ellas, la cantidad de cafeína o taurina presente, el azúcar añadido que implica grandes cantidades de calorías o los efectos diurèticos del alcohol.

Si no nos hidratamos, largo plazo, puede provocarse algún daño en los riñones como la aparición de piedras (litiasis renal) e incluso, una deshidratación crónica continua puede llevar a un mayor riesgo de cáncer de vejiga.No debe quedar de lado, el hecho que la deshidratación a corto plazo, ocasiona dolores de cabeza, cambios de humor, fatiga, sueño y alteraciones en el metabolismo.

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